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Nahumita

Pensar

El sentido del sufrimiento

Es cierto que Dios es racional, pero la esencia de su relación con nosotros, no es la racionalidad, es el Amor. Y el Amor es perdón.


Cristo es la más pura esencia de Dios que conocemos, gesto del Amor sin límites del Creador al hombre que, como una caricia amantísima y de Sentimiento Pleno, comparte (quizás recoge, acoge, nos quita...si le dejamos, si le amamos) nuestros sufrimientos, hasta apurar la última gota de hiel de nuestras vidas. Él, si le dejamos, si le aceptamos, si le comprendemos y amamos lo suficiente, troca esa hiel en miel. Pero en ese caso, ¿por qué y para qué ha de sufrir el hombre?


Puesto que hemos sido creados para amar y dar gloria a Dios, es correcto y lógico que nos pongamos en brazos de Dios y que le dejemos ser guía y meta de nuestras vidas, porque Él es necesariamente, la fuente de nuestra existencia y de nuestra felicidad. Pero cuando nos confiamos en los brazos de Dios, Él nos sorprende poniéndose en los nuestros. Se entrega a nosotros para que disfrutemos de la felicidad de dar, sin más. Retoza en nuestros brazos como Jesús niño para que, por encima de nuestra racionalidad, aprendamos a amar lo pequeño, lo limpio, lo sencillo, lo que es "insignificante" para el mundo. Pero no se queda ahí, quiere engrandecernos, quiere acercarnos a Él. Quiere hacernos divinos, y para ello nos coloca en nuestros brazos a Cristo, AL SACRIFICADO, al que ha muerto para llevarse mis/tus/nuestros pecados. Para enseñarnos a amar también en medio de la contrariedad, de la mentira, del dolor. Para que podamos comprenderle, seguirle y unirnos a Él. Sin miedo, con fe, con amor.

Pongamos nuestro pensamiento, y nuestro corazón en Cristo, en ese Cristo que se desangra por Amor a cada uno de nosotros y que Dios ha puesto en nuestros brazos. Es la visión de la Divinidad que Dios quiere que abracemos pues, en nuestra pequeñez y aunque nos sea imposible entender plenamente a un Dios infinito, sí podemos profundizar en ese inconcebible acto de Amor de Dios al hombre que es la Pasión de Cristo. No en vano, es el mensaje definitivo del Creador a todo ser humano.

Y siendo así y si no pudiéramos sufrir, si no sufriésemos, ¿podríamos comprender en toda su profundidad semejante acto/mensaje de amor de Dios?
La respuesta es obvia: ¡No! Por eso el sufrimiento es necesario y no es una “maldad” de Dios, no podríamos entender la profundidad del Amor de Dios, si no pudiésemos comprender la realidad del sacrificio de Cristo en la Cruz.

Cristo es el centro sobre el que gira la creación entera. Cristo es el centro sobre el que debe girar toda nuestra vida. Necesariamente, ese acto/mensaje de Dios, que es La Pasión de Cristo, ha de ser comprendido si queremos profundizar en nuestro amor a Él, y el sufrimiento es uno de los pinceles con los  que Dios habla del Amor a nuestras almas.

Y así, aun siendo cierta nuestra evidente incapacidad de comprender en su plenitud la racionalidad de Dios, sí podemos sentir e incluso entender, que su mensaje al hombre es un mensaje de Amor.





“El dolor es ante el mundo una condenación, pero ante Dios es una inmedible dignidad. El dolor (unido a Cristo-Dios) apaga su ira y merece su favor. El dolor hace a los hombres dignos de su amor, pues el hombre que sufre es semejante a Él. De un hombre terreno hace un hombre celestial” (Desgraciadamente, desconozco al autor de esta cita, aunque  pudiera ser de C.S. Lewis).

Diálogo (que no alianza) de civilizaciones

 

 La agencia católica de noticias zenit.org, recoge en su boletín del 28-2-07 que el obispo paquistaní de Faisalabad, Joseph Coutts, ha sido, junto a dos musulmanes (un periodista y un intelectual) ,amenazado de muerte por los extremistas musulmanes. El motivo de la persecución se encuentra en su búsqueda del diálogo y por haber participado en encuentros interreligiosos en una madrasa (escuela coránica). Por toda respuesta, el obispo a dicho que no se arredrará y que seguirá promoviendo las actividades interreligiosas, «en aras de la armonía social y de la paz religiosa en Paquistán»  Paquistán tiene 150 millones de habitantes y cuenta con una minoría de 1.5 millones de cristianos, que en muchas ocasiones han demostrado con su propia sangre su fe en Cristo. ¿Cuándo exigiremos los occidentales el respeto a la dignidad y a la vida de estos pobres de entre los pobres? ¿Es que acaso no es “progresista” defenderlos simplemente porque se trata de cristianos?  Y sí, puede que el Islam radical sea nuestro enemigo, pero no podemos olvidar que hay musulmanes que son igualmente amenazados de muerte por ayudar o dialogar con los siempre menospreciados cristianos. Quizás la verdad sea que nuestro mayor enemigo se encuentre en nuestra propia cobardía y en la dureza de nuestros corazones, que nos permiten mirar a otro lado y  olvidarnos de nuestros hermanos más débiles, que tanto sufren en Paquistán, en Indonesia, en Sudán, en Nigeria, en Etiopía… Si no nos interesamos por nuestros propios hermanos ¿qué respeto podemos inspirar a un pueblo como el musulmán, donde la comunidad, por lejana que esté, lo es prácticamente todo?

¡Cheque escolar es libertad!

Ante la dictadura educativa que nos impone ZP ¡Cheque escolar es libertad!

La política social de Zapatero está claramente encaminada al debilitamiento (si no al exterminio) del concepto de familia. La introducción fáctica de las relaciones entre homosexuales dentro de la realidad social de la familia, no tiene otro objeto que el de atacar y diluir la misma esencia del concepto de matrimonio. En esa misma línea, la realidad del “divorcio Express” socava la estabilidad del núcleo familiar, y la incitación al sexo como divertimento fácil en las escuelas gubernamentales y desde edades muy tempranas (incluso antes los 12 años), está encaminado a dificultar el nacimiento del verdadero amor y de la fidelidad consecuente de ese amor, que son las bases de todo futuro matrimonio estable. Y después de semejantes dislates ¿se extrañan de que cada vez exista más violencia doméstica? ¡Si con su amoralidad están sembrando las semillas de la destrucción de las familias!, ¡y precisamente es en las familias donde nuestros hijos aprenden por primera vez a amar y a respetar! El desprecio homicida que ZP y su Gobierno sienten hacia la institución familiar, se ve reflejado en la LOE y en la imposición de su nueva asignatura de adoctrinamiento social laicista, pro homosexual, y pro revolución New Age.

Considero que los planteamientos educativos de Zapatero son absolutamente suicidas para nuestra sociedad, pero, respetando el derecho de quienes apoyan a este Gobierno a arruinar el futuro de sus hijos siguiendo los disparates formativos que este les propone, reclamo igualmente mi derecho constitucional a educar a los míos en el respeto a la familia tradicional, en el amor a los niños desde el mismo instante de su concepción y en el respeto a los valores católicos de  nuestra sociedad cristiana tradicional. Puesto que el Gobierno se niega a pactar con las familias, e intenta imponer su nueva “cultura” en todos los colegios, exijo que se me entregue el denominado “cheque escolar”, para poder elegir libremente el colegio que yo desee para mis hijos.

El cheque escolar, la solución para una buena educación independiente

 Una injusticia social, que ningún gobierno remedia 

El “cheque escolar”, que no es otra cosa que el dinero que el Estado gasta proporcionalmente en la educación de cada niño en España, debe de ser entregado a cada familia para que estas puedan decidir libremente, y sin la intromisión del Estado, cual es para ellos el colegio al que quieren llevar a sus hijos.

¿Quién es el Estado para privarnos del derecho constitucional que nos asiste como padres para poder elegir libremente y sin restricciones impuestas, un colegio para nuestros hijos? ¿Por qué el Estado coarta la libertad de las familias y la libre oferta educativa al decidir, en contra de la Constitución, el tipo de colegios donde sí financia el 100% de los gastos y en cuales solo una parte o incluso nada?

El Estado no nos paga graciosamente la escolarización de nuestros hijos, pues los fondos con los que el Gobierno financia esa formación, procede del que cada uno de nosotros pagamos por medio de nuestros impuestos. Siendo así, ¿por qué el Estado nos pone trabas a la hora de elegir el colegio que queremos para nuestros hijos? ¿o es que acaso puede una familia humilde permitirse llevar a sus chavales, si así lo desean, a un colegio concertado o privado sin realizar un esfuerzo económico importante y muchas veces imposible? Las familias con más recursos siempre podrán obtener la  educación que deseen para los suyos, pero ¿Es que los hijos de un obrero no tienen derecho a la mejor educación, aunque sea en un colegio católico como el que elige para los suyos el mismísimo Sr. Zapatero?


¿Han caído ustedes en la cuenta de que ni los gobiernos del PSOE ni los del PP han defendido nunca el cheque escolar, a pesar de que el “cheque escolar” es la mejor manera de asegurar la libertad educativa, es decir, de asegurar un derecho fundamental que  pertenece a todos y a cada uno de los padres de este país?

Toc, toc, ¡alguien llama a nuestra puerta!

 

Nuestra civilización está vacía y se desintegra porque ha renegado de sus principios cristianos y, esclavos de un hedonismo absurdo, se ha entregado en brazos de una quimérica juventud infinita. Los “pijos” de la  "New age", defensores  del relativismo extremo, de la “Kultura de la muerte”,  admiradores de la “civilización gay” y del “culto al cuerpo”, son zombis que defienden una sociedad individualista basada en la autocomplacencia y en el “disfrute personal”. 

Se trata de un nuevo “progresismo” mucho más anti-clerical y engreído de lo que ellos mismos están dispuestos a reconocer. Es un progresismo que, ensalzado por el actual gobierno, está introduciendo en nuestra sociedad un egoísmo salvaje que traspasa la puerta del hedonismo para llegar a coquetear con la simiente, espiritual y socialmente destructiva, del nihilismo. Tanto es así, que una cantidad ingente de matrimonios se rompen hoy por puro egocentrismo, porque ni uno ni otro están dispuestos a encontrar la felicidad, sino es en su propia autocomplacencia.

Hace tiempo que llegamos al extremo de no querer tener hijos, porque los  hijos implican “sacrificar libertades” y disminuir “trenes de vida”… y si llegan “por descuido”, preferimos abortarlos antes de verlos, (lo que no se ve, no existe), para evitar asumir responsabilidades que nos "hipotequen" el futuro.   Tampoco queremos ver pobres, ancianos o enfermos terminales que nos recuerden que nuestra vida tiene un fin y un final. Y por ello preferimos desalentar a nuestros enfermos incurables y dejaremos que se suiciden, para que no nos molesten con su desagradable presencia… eso sí, soltaremos una lagrimita por lo “valientes” que han sido quitándose de en medio.

 

En aras de una sociedad más acorde con nuestros deseos inmediatos y menos exigente con nosotros mismos, hemos dado la espalda a la Iglesia que arropó nuestra fe e inspiró nuestra forma de entender al individuo y a la humanidad. ¿Hay vuelta atrás? Adormecidos en nuestro relativismo moral, empezamos a preocuparnos por el violento nihilismo que rodea nuestra sociedad laicista, y mientras decidimos si queremos volver a ser cristianos, el Islam empuja y es ya acuciante dar una respeta a nuestra pregunta:

¿Reconocemos y respetamos nuestras raíces cristianas?

 

En la noche de los tiempos

En la noche de los tiempos

El ser humano tiene un punto débil, su lenta gestación y su aun más lento desarrollo hasta alcanzar la madurez. La familia es la institución que ha permitido la protección y la perpetuación de nuestra especie desde tiempos ancestrales. Eso nos dice nuestra lógica, eso defendemos los católicos y eso nos confirman los paleontólogos y lo que conocemos de nuestros primeros antepasados.


Uno de los más antiguos homínidos conocidos es el “australophitecus afarensis”, que habitó en el valle del Rift (Africa Oriental) hace nada menos que 3’5 millones de años. ¿No sería interesante saber como eran y como vivían? Da la casualidad de que tres individuos de esta especie pasearon un día por las cercanías del Volcán Sadiman (Tanzania). Este volcán había expulsado cenizas que, al juntarse con aguas de las lluvias, formaron un barrillo sobre el que nuestros tres personajes tuvieron a bien el dejar sus huellas para la posterioridad. Según los paleontólogos, las primeras pisadas corresponden a un homínido grande, a un macho. Las segundas corresponden a un homínido pequeño, es decir, a una hembra y las terceras a uno más pequeño cuyas huellas se cruzaban constantemente con las de los dos adultos. Se cruza de izquierda a derecha, de adelante a atrás… los que somos padres ya tenemos claro qué clase de incordio diminuto era ese a quienes los dos adultos tanto “consentían”. ¿No lo imaginan? Efectivamente, era un niño. Y aventuro que era el hijo de ambos.
Es decir, que estamos hablando de la primera familia tradicional de la que tenemos constancia (salvando la de Adán y Eva). Tan tradicional, que data del alba de los tiempos. Familia compuesta (como no podía ser de otra manera) por un macho, una hembra y el vástago de ambos.


La familia, ese vínculo social que se hunde en los albores de la humanidad, está siendo hoy atacada y quiere ser destruida desde las filas de quienes injustamente se denominan “progresistas”. ¿Por qué lo hacen? ¿Para satisfacer las ansias de “normalidad” del homo gay? ¿las del homo “metroasexuado”?, ¿las del homo “ateofundamentalensis”?, ¿las del “homo progre”?. ¿O es que creen que esas huellas corresponden a dos “protolesbianas” y a un huerfanito por ellas recogido? ¿Por qué nuestro gobierno se empeña en atacar a la familia tradicional?


Nuestra sociedad se hunde en el hedonismo hueco que nos empuja hacia el nihilismo de la bien denominada “cultura de la muerte” (muerte del que molesta, claro). Nuestro gobierno laicista y sus aliados “progresistas” defienden el aborto, la eutanasia, las uniones lésbicas (a todas luces improductivas para la vida), la destrucción de la familia, el consumismo materialista más aberrante, el agnosticismo… el nihilismo. Y la consecuencia es…


Que nuestra sociedad se muere. Se muere con cada niño asesinado con el consentimiento del Estado y de su propia madre. Se muere cada vez que preferimos que se suiciden los que sufren antes que dedicar nuestro tiempo a consolarles, a amarles. Se muere cada vez que renegamos de nuestras raíces cristianas y de nuestra fe...


¡Si!. Nuestra sociedad se muere y hay que denunciarlo. Se muere para que nazca “el hombre nuevo”. El hijo de la “revolución post marxista”, el “metrosexual”, el homosexual, el “hombre hueco”. Nace el hombre “ensimismado” que solo sirve para amarse a sí mismo, para preocuparse únicamente de su cuerpo, de su “goce” material. El hombre espiritualmente vacío, el hombre que de tan relativista, puede ser denominado el “hombre relativo”… ¡en todos los conceptos!


Ellos, los fundamentalistas laicistas y su falta de principios, han creado al “hombre muerto”, han creado al “zombi”. Aquel que no aporta nada a la sociedad ni a la vida, salvo la destrucción. Destrucción de los no natos, destrucción de nuestros enfermos, destrucción de los valores morales, destrucción de la verdad, destrucción de la educación, destrucción de la familia y de la vida. Son enemigos del sacrificio, de la patria, de sus antepasados y del heroísmo desinteresado.  Enemigos del hombre, de la mujer, de la infancia, de Cristo y de Dios.


¿Se dan usted es cuenta, Sres. laicistas?
Son ustedes Zombis.

Los zombis que traen a occidente la noche de los tiempos.