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Nahumita

En la noche de los tiempos

En la noche de los tiempos

El ser humano tiene un punto débil, su lenta gestación y su aun más lento desarrollo hasta alcanzar la madurez. La familia es la institución que ha permitido la protección y la perpetuación de nuestra especie desde tiempos ancestrales. Eso nos dice nuestra lógica, eso defendemos los católicos y eso nos confirman los paleontólogos y lo que conocemos de nuestros primeros antepasados.


Uno de los más antiguos homínidos conocidos es el “australophitecus afarensis”, que habitó en el valle del Rift (Africa Oriental) hace nada menos que 3’5 millones de años. ¿No sería interesante saber como eran y como vivían? Da la casualidad de que tres individuos de esta especie pasearon un día por las cercanías del Volcán Sadiman (Tanzania). Este volcán había expulsado cenizas que, al juntarse con aguas de las lluvias, formaron un barrillo sobre el que nuestros tres personajes tuvieron a bien el dejar sus huellas para la posterioridad. Según los paleontólogos, las primeras pisadas corresponden a un homínido grande, a un macho. Las segundas corresponden a un homínido pequeño, es decir, a una hembra y las terceras a uno más pequeño cuyas huellas se cruzaban constantemente con las de los dos adultos. Se cruza de izquierda a derecha, de adelante a atrás… los que somos padres ya tenemos claro qué clase de incordio diminuto era ese a quienes los dos adultos tanto “consentían”. ¿No lo imaginan? Efectivamente, era un niño. Y aventuro que era el hijo de ambos.
Es decir, que estamos hablando de la primera familia tradicional de la que tenemos constancia (salvando la de Adán y Eva). Tan tradicional, que data del alba de los tiempos. Familia compuesta (como no podía ser de otra manera) por un macho, una hembra y el vástago de ambos.


La familia, ese vínculo social que se hunde en los albores de la humanidad, está siendo hoy atacada y quiere ser destruida desde las filas de quienes injustamente se denominan “progresistas”. ¿Por qué lo hacen? ¿Para satisfacer las ansias de “normalidad” del homo gay? ¿las del homo “metroasexuado”?, ¿las del homo “ateofundamentalensis”?, ¿las del “homo progre”?. ¿O es que creen que esas huellas corresponden a dos “protolesbianas” y a un huerfanito por ellas recogido? ¿Por qué nuestro gobierno se empeña en atacar a la familia tradicional?


Nuestra sociedad se hunde en el hedonismo hueco que nos empuja hacia el nihilismo de la bien denominada “cultura de la muerte” (muerte del que molesta, claro). Nuestro gobierno laicista y sus aliados “progresistas” defienden el aborto, la eutanasia, las uniones lésbicas (a todas luces improductivas para la vida), la destrucción de la familia, el consumismo materialista más aberrante, el agnosticismo… el nihilismo. Y la consecuencia es…


Que nuestra sociedad se muere. Se muere con cada niño asesinado con el consentimiento del Estado y de su propia madre. Se muere cada vez que preferimos que se suiciden los que sufren antes que dedicar nuestro tiempo a consolarles, a amarles. Se muere cada vez que renegamos de nuestras raíces cristianas y de nuestra fe...


¡Si!. Nuestra sociedad se muere y hay que denunciarlo. Se muere para que nazca “el hombre nuevo”. El hijo de la “revolución post marxista”, el “metrosexual”, el homosexual, el “hombre hueco”. Nace el hombre “ensimismado” que solo sirve para amarse a sí mismo, para preocuparse únicamente de su cuerpo, de su “goce” material. El hombre espiritualmente vacío, el hombre que de tan relativista, puede ser denominado el “hombre relativo”… ¡en todos los conceptos!


Ellos, los fundamentalistas laicistas y su falta de principios, han creado al “hombre muerto”, han creado al “zombi”. Aquel que no aporta nada a la sociedad ni a la vida, salvo la destrucción. Destrucción de los no natos, destrucción de nuestros enfermos, destrucción de los valores morales, destrucción de la verdad, destrucción de la educación, destrucción de la familia y de la vida. Son enemigos del sacrificio, de la patria, de sus antepasados y del heroísmo desinteresado.  Enemigos del hombre, de la mujer, de la infancia, de Cristo y de Dios.


¿Se dan usted es cuenta, Sres. laicistas?
Son ustedes Zombis.

Los zombis que traen a occidente la noche de los tiempos.                                                                                                                  

3 comentarios

Sergio Toledo -

Qué triste realidad que se vive diariamente y desde hace tiempo. Se pretende hacer perder la noción dcel bien y del mal. Y nuestra tarea diaria es abrir las mentes de nuestra sociedad, de los que nos rodean, de nuestros prójimos (próximos)sobre esta verdad. EL BIEN Y EL MAL SON BIEN Y MAL, COMO ERA EN UN PRINCIPIO AHORA Y SIEMPRE POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS. Eso es inmutable y (como decía Benedicto XVI) no se negocia. La verdad hay que decirla!

isidro garcía robles -

Claro que son Zombis todos los que tienen el alma muerte por el pecado, solo se mueven por el espíritu de vida, que Dios nos dio en los primeros padres, su cuerpo de estos Zombis, es también la tumba de su alma.

Ilpensiero -

Todo lo que dice es la triste realidad. ¿Pero es que no hay algún gobernante sensato honesto?