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Política

Huérfanos políticos, por “mantenella e no enmendalla”

 

 

 

Algunos de mis amigos que votan al PP, están terriblemente preocupados por la “actual” deriva relativista de la dirección de ese partido, algo que les hace sentir como huérfanos políticos. Están angustiados y con ganas de presionar al PP para que no renuncie a los principios que supuestamente defendían.

 

Mis amigos son anti-abortistas, defienden la familia y el matrimonio cristianos, la libertad de elección educativa, el cheque escolar, la democratización interna de los partidos políticos, las listas electorales abiertas, desean un cambio en el sistema electoral que evite el actual e injusto reparto de los votos…

Y aquí viene mi primera duda:  Sería lógico que mis amigos  apoyaran al PP, si el PP defendiese todas esas cosas. Pero resulta que el PP, incluso antes de las últimas elecciones, ya dejó muy claro que mantendría la Ley del aborto, que  defendería los “derechos” de las parejas homosexuales y además, actualmente no parece  muy dispuesto a canalizar la oposición de las familias a EpC , se niegan a cambiar el injusto sistema electoral actual (porque también les beneficia a ellos),  no quieren saber nada de las listas abiertas y, por supuesto, tampoco parecen estar por la democratización de su partido. 

 

En consecuencia, mi segunda incógnita es descubrir el motivo por el que mis amigos cristianos siguen votando y defendiendo semejante a partido. A lo que me planteo dos posibles respuestas:

 

Por un lado, su atroz miedo a un PSOE verdaderamente cristo-fóbico, además de "poco acertado" en su política económica, nacional e internacional. Y por otro, su creencia de que no existe alternativa para el voto católico, más allá del PP.

 

Pues bien, mi opinión  es que, sin menospreciar el componente ideológico marxista, una parte de la cristo-fobia que padece el actual PSOE, se debe a que los socialistas perciben a los activistas católicos (y no al PP) como a su verdadera oposición social y política. Una oposición que ha hecho el trabajo “sucio” al PP, que durante los últimos años se ha plantado en la calle con gigantescas movilizaciones ciudadanas, apoyadas en unos movimientos cívicos cargados de dirigentes católicos. Y para colmo, ese dinamismo social a contrastado y dejado muy patente, la práctica inoperancia opositora del PP.

 

En cuanto a la referida inexistencia de otra opción de voto para los católicos, es evidente que no es así. Es más, tal y como están las cosas, lo que está claro es que és el PP (igual que el resto de partidos con representación parlamentaria) el que ya no es una opción válida para el voto de los católicos (un católico no puede votar a un partido que defiende  descaradamente el mantenimiento de la actual Ley del Aborto, por ejemplo). En contraposición, existen varios partidos que sí son respetuosos con los principios fundamentales de la Doctrina Social de la Iglesia (“Familia y Vida”, “Comunión Tradicionalista Carlista”, “Socialismo y Autogestión Internacionalista” y “Alternativa Española” ), el único inconveniente real para apoyar a estos partidos, es su desunión y su consecuente falta de fuerza.

 

 

 

En resumidas cuentas, cuando mis amigos radican sus esperanzas políticas exclusivamente en conseguir un PP “cristiano”, están errando claramente e insistiendo en aquello de “mantenella y no enmendalla” porque:

 

El PP sabe perfectamente que no va a perder masivamente el voto que recibe de los católicos, mientras no exista una fuerza parlamentaria a su derecha, que pueda representarles.

 

Seguramente, los católicos militantes ya no representamos a la mayoría social en España, y aun en el caso de que lo fuésemos, no disponemos de medios de comunicación de importancia, capaces de coordinarnos (la misma COPE, tiene sus dos principales programas en manos no católicas). Por ello y mientras no contemos con los medios sociales y políticos que permitan que nuestros planteamientos sean escuchados, el PP preferirá relativizar aun más sus planteamientos, para intentar ganar votos al PSOE, en el denominado “centro” progresista.

 

Es más, para alcanzar los intereses de la actual dirección del PP, es muy posible que les venga muy bien la actual lluvia de críticas que les prodigan los sectores más “casposos” de la derecha, ya que necesitan que sus futuros electores del “centro” relativista, sean conscientes del “gran cambio” operado en el PP. Ese PP que ha de dejar muy atrás el “olor a sacristía”, para poder ser esa derecha “moderna”, capaz de ilusionar a los españolitos de la “burguesía progresista”, tan deseosos de cambiar su voto hacia un partido casi tan liberal en lo moral como el PSOE, pero que ofrece mayores garantías de una buena gestión económica… muy especialmente ahora, que estamos entrando en una oscura, larga y muy difícil crisis económica.

 

Para colmo, esta situación no es nueva. La antigua AP era claramente anti-abortista y defensora de un Estado, incluso excesivamente centralizado, y miren por donde anda ahora. Es más, las recientes palabras del Sr. Fraga, declarando que desde sus inicios el PP siempre ha buscado el “centro político”, su constante apoyo al muy relativista Gallardón, sus actuaciones como presidente de la comunidad de Galicia, su seguidismo de la política nacionalista de Pujol… hacen pensar en una persona que en el fondo siempre ha sido progresista (vamos, todo lo progresista que le permitían sus posibles votantes) y que finalmente,  se ha quitado la careta.

 

Así las cosas, se me ocurre que quizás los católicos no deberíamos de oponernos al rumbo que intentan marcar desde la dirección del PP, más de lo que nos oponemos al que se marca en el PSOE. Tampoco hemos de enemistarnos con sus dirigentes, ni hemos de criticar a los católicos que “estoicamente” se mantengan en sus filas. Después de todo, lo que nos interesa es un PP que gane elecciones y que no sea abiertamente anti-católico, porque lo que se dice católico, no lo ha sido nunca. Y siempre nos será más fácil entendernos con un PP relativista, que con un PSOE descaradamente Cristo-Fóbico. Animémosles, eso sí, a realizar políticas concretas acordes con nuestras conciencias, y critiquemos aquellas que son injustas. Es decir, tratémosles cual tratamos al PSOE. Ni más, ni menos.

 

Eso sí, necesitamos imprescindiblemente otra opción política, preferiblemente una plataforma electoral o algo semejante, que sea netamente cristiana en todos sus planteamientos. Una plataforma entorno a la Doctrina Social de la Iglesia o quizás, aglutinando nuestras fuerzas en torno a “Los Principios innegociables” propuestos por S.S. Benedicto XVI y que ya intentara la Comunión Tradicionalista Carlista en las pasadas elecciones.

 

Dedicarnos exclusivamente a presionar al PP para intentar obligarle a ser lo que no quiere ser, es un error que ya nos viene de lejos. Empeñarnos aun hoy en ello, es un “mantenella e no enmendalla” que puede desestabilizar lo suficiente al PP como para partirlo y dar al traste con sus posibilidades electorales. Más sensato sería trabajar para que los cristianos tengamos en el futuro una fuerza parlamentaria (aunque sea escasa) que realmente nos represente y sirva de “ancla” a la deriva relativista del PP y de nuestra sociedad.

 

 

 

 

La verdad sobre Pablo Iglesias y el PSOE de Zapatero

El fundador del PSOE, Pablo Iglesias, no era demócrata y llegó a utilizar el mismísimo parlamento para señalar y amenazar la vida de los políticos que se le oponían desde otras opciones políticas. Estos son los hechos:

Año 1910, Pablo Iglesias declara en el parlamento español:

“El PSOE viene a buscar aquí, a este cuerpo eminentemente burgués, lo que le pueda interesar, pero la totalidad socialista no está aquí, la totalidad ha de ser obtenida de otro modo. MI PARTIDO ESTÁ EN LA LEGALIDAD MIENTRAS ESTA LE PERMITA OBTENER LO QUE NECESITA, Y FUERA, CUANDO ESA LEGALIDAD NO LE PERMITA ALCANZAR SUS ASPIRACIONES"

 

Y posteriormente, en el más puro estilo democrático del PSOE de siempre y después de defender la rebelión armada como una opción válida más, en contra del sistema parlamentario, amenaza de muerte al presidente electo,  Sr. Maura:

"Debemos, viendo la inclinación de este régimen por su S.S., comprometernos para derribar este régimen…  hemos llegado al extremo de considerar que, antes de que S.S. suba al poder, DEBEMOS IR HASTA EL ATENTADO PERSONAL".

 

Consta igualmente como el Presidente del Congreso le invita repetidas veces a retirar sus amenazas de muerte, pero Pablo Iglesias insiste en sus repugnantes palabras. Solo dos semanas más tarde, el Sr. Maura sufre un atentado (le pegaron tres tiros) del que salió gravemente herido. (La veracidad de estos textos puede encontrarse en las páginas 439-443 del Diario de Sesiones del Parlamento español, 7-7-1910).

 

Hemos de suponer que el Presidente Zapatero es IGNORANTE de estos hechos, porque de tener noticia de ellos y dada su conocida admiración hacia asesinos como Carrillo (miles de órdenes de asesinato en Paracuellos durante la guerra civil española), su política de cesión y entendimiento hacia los carniceros de ETA, sus patéticas amistades internacionales (Fidel Castro, Hugo Chávez) y su insistencia en la ocultación de pruebas sobre el 11M, puede llevar a muchos a pensar que ZP ha sido capaz de cualquier cosa para llevar y mantener al PSOE en el poder. ¿Es lo que pretende?

Diseccionando la actual situación de España

Diseccionando la actual situación de España

 Contrariamente a lo que creen tantos hoy en día, cuando ven las terribles cesiones políticas a las que el inefable Gobierno de Zapatero está llegando para poder frenar los chantajes que ante su debilidad, todos los grupos nacionalistas le están planteando y muy especialmente el de los asesinos de E.T.A, la verdadera destrucción de España es más espiritual que física. Esa destrucción se debe a una lamentable y profunda falta de sintonía entre lo que es y siente el actual pueblo español, y la realidad de lo que ha sido España a lo largo de su historia. Es por ello que  no podemos pretender que se mantenga la unidad física de España, cuando no se respeta ni se ama su esencia histórica                        

Vemos que en España hay cada vez más apatía  ante los temas públicos ¿No es eso preocupante? En muchas ocasiones y especialmente cuando nos encontramos ante los poderosos, vemos que la justicia está empeorando y degenerando cada vez más hacia la dictadura del caciquismo ¿Por qué? Cada vez existen más crímenes violentos, más robos y más inseguridad en general. La corrupción se instala poco a poco en todos los niveles de nuestra sociedad y, si bien es cierto que hay muchísimos países que están peor que nosotros, eso no debe de cegarnos ante la evidencia de que en España, empezamos a deslizarnos cada vez con más fuerza por la cuesta de la delincuencia generalizada y de la ley del más fuerte ¿Cómo evitarlo?

 

La policía advierte de que la pederastia aumenta de forma realmente alarmante en la sociedad occidental y de que existen ya más de 4.000.000 de zonas en Internet de sexo con menores, así como de que cada día se crean más de 500 nuevos portales… estos datos son a nivel mundial, pero los exclusivamente nuestros, no son mucho mejores: En lo que va de año se han desarticulado al menos 10 bandas dedicadas a la pederastia (la última, con más de 200 detenidos, incluía violaciones anales de bebés) y lo peor de todo es, que mientras hace unos años la edad de estos repugnantes violadores se encontraba en torno a los 40 años, actualmente esa media se encuentra por debajo de los 25 años ¿Qué está pasando?

 

Destrucción de las familias (cada divorcio es siempre un fracaso social), desprecio hacia la infancia (nuestra tasa de natalidad es la más baja de del mundo), anulación del derecho a la vida del niño (más de un millón de nonatos asesinados legalmente en España), destrucción de la vida (fomento institucional de la eutanasia y de la vivisección de embriones)… ¿Quién quiere una sociedad que no respeta la vida de aquellos que no se pueden defender?

  

Lo cierto es que en la sociedad Española hemos introducido en estos últimos 40 años una serie de cambios que, si bien en algunos casos han sido positivos, en otros son claramente negativos:

 

La partitocracia desvirtúa nuestra democracia impidiendo la libre elección directa por parte de los ciudadanos, de aquellas personas que realmente merecen nuestro respeto, obligándonos a votar a las siglas de unos partidos que, por su falta de valores, cada día nos convencen menos. Para colmo, esos mismos partidos suelen coartar la libertad de conciencia de los representantes del pueblo, pues, si estos se oponen a las pretensiones de los que marcan las directrices de los partidos, saben que serán rápidamente apartados de sus cargos y puestos de responsabilidad. ¿Dónde está entonces nuestra cacareada libertad? ¿Es de extrañar que los grandes poderes fácticos puedan estar controlando a estas maquinarias dictatoriales y de poder en las que se han convertido los partidos con representación parlamentaria? ¿No tenemos los ciudadanos motivos para el hartazgo y el desánimo?

 

Vivimos en una pretendida sociedad de los derechos de la persona pero, aun obviando nuestra falta de libertades y la corrupción que se ampara en nuestro sistema político partitocrático, lo cierto es que las leyes protegen por igual al delincuente profesional, que a un honrado padre de familia ¿Puede haber justicia en algo tan injusto? Al delincuente se le trata con guante de seda, sea este un violador, un ladrón o un asesino, muchas veces se le da a su palabra tanto crédito como a la de la víctima y en otras, se ignoran los delitos y los crímenes anteriores del criminal. Para colmo, la ley cae con fuerza sobre la hacienda de cualquier persona honrada ante cualquier contratiempo legal que esta pueda haber tenido, mientras que los delincuentes no tienen prácticamente nada que perder. ¿La guinda? Una persona honrada no suele buscar subterfugios legales, ni está acostumbrada a la mentira, ni suele traer testigos falsos… se siente seguro de la bondad de la verdad y de su razón ¡pobre infeliz!

 

En cuanto a nuestros jóvenes ¿qué está pasando para que la edad media de los violadores de niños y bebés sea de tan solo 25 años? ¿No tendrá algo que ver la extrema permisividad que existe actualmente en la educación de nuestros hijos? ¿No tendrá algo que ver la apatía y el hartazgo que les produce a muchos de nuestros jóvenes el abuso del sexo desvinculado de toda responsabilidad y de todo atisbo de amor desde edades muy tempranas? ¡Y no olvidemos que amar es dar sin esperar nada a cambio! ¿No tendrá algo que ver el haberles educado desde la infancia en la idea de que el sexo es solo una  forma fácil de pasarlo muy bien? ¿Nos puede realmente extrañar que, obsesionados por el sexo desde los 12 o 13 años, a los 25 algunos de ellos estén hartos de todo tipo de coitos y quieran probar a tener relaciones cada vez más depravadas, egoístas, aberrantes y antinaturales?

 

Las primeras soluciones pasan por:

 

-La disolución del sistema partitocrático y la creación de un sistema mucho más democrático basado en listas abiertas, donde los partidos y los grandes grupos fácticos no puedan imponer masivamente sus criterios sobre diputados, senadores y concejales electos.

 

-Un notable agravamiento de las consecuencias penales para aquellos políticos, jueces, policías y demás servidores del Estado que delincan abusando o amparándose en sus cargos públicos, así como un fuerte endurecimiento de las penas para los delincuentes reincidentes, sin  olvidarnos de que el falso testimonio y los delitos contra la honestidad, deben de ser perseguidos realmente y duramente castigados.

 

-Debemos potenciar la defensa social y económica de la familia, y por último, la educación ha de volver a basarse en los modelos tradicionales que premian el esfuerzo, la disciplina y la honradez. La sexualidad ha de dignificarse y ha de volver a ser considerada como lo que realmente es, la puerta de la vida.

Debemos de reconocer la fuente de la que emana lo mejor de nuestra sociedad y, en consecuencia, se ha de volver a potenciar la educación religiosa cristiana o, en su defecto, la llamada educación en valores.

 

-La indefinida postergación de las anteriores medidas, ha de llevar inevitablemente a la paulatina degradación de nuestra sociedad y de nuestra civilización, actualmente infestadas con el veneno del relativismo y del egoísmo. Por el contrario, la culminación de los objetivos marcados, prepararía a nuestra sociedad para la consecución de nuevos y aun más grandes objetivos.

 

En cuanto a la más que incipiente balcanización de España… bueno, si realmente moralizáramos y recuperáramos los valores históricos de nuestra sociedad ¿qué sitio le quedaría en ella a los extremadamente engreídos, egoístas y miserables separatismos? 

Contra el Estado totalitario moderno: Subsidiaridad y vida social

Una sociedad viva se estructura y se organiza en cuerpos de poder intermedios entre el individuo y el Estado. La función de ese Estado es la de proteger y potenciar el dinamismo de ese tejido social, legislando en su provecho, creando así un marco de libertades que permitan el desarrollo de todas y cada una de las facetas de sus individuos,  tanto físicas como espirituales.

 

Cuando un estado legisla en contra de esos cuerpos intermedios, está legislando en contra de la sociedad en sí misma, convirtiéndose en una losa que tiende a aplastar las libertades individuales, limitando la capacidad asociativa de sus ciudadanos e impidiendo el completo florecimiento de las capacidades de sus súbditos.

 

La Doctrina Social de la Iglesia Católica, defiende la necesidad de la limitación del poder del Estado frente al individuo, considerando que el fin último de toda sociedad, no puede ser otro que el de servir de marco para el correcto desarrollo de sus integrantes.

 

La D.S.I. considera que una sociedad sana tenderá a cubrir sus necesidades mediante su tejido asociativo, siendo obligación de los gobernantes, en una correcta aplicación del “Principio de Subsidiariedad del Estado”, crear el marco legislativo que permita el libre crecimiento de dicho tejido, limitándose a incidir únicamente en aquellos segmentos sociales donde sus súbditos hayan sido incapaces de cubrir las necesidades existentes.

 

El Estado actual, usurpa funciones que pertenecen al tejido social, cuando limita la libertad de las familias en su derecho a elegir un colegio y una educación determinada.

 

El Gobierno presente, contradice sus obligaciones morales ante la sociedad, cuando limita y aun niega la posibilidad de otorgar a sus ciudadanos una formación moral sólida, limitando conscientemente la formación moral y religiosa de los mismos desde su infancia, abocándoles a una vida hedonista de “pan y circo”, evitando la posibilidad del crecimiento de las virtudes humanas y condenándoles a una existencia religiosa y moralmente vacía, carente, por desconocimiento, de principios trascendentes que la dignifiquen.

 

La legislación vigente niega derechos elementales del ser humano, siendo el caso más flagrante y doloroso el del aborto, donde se da la contradicción de que el Estado llega a cubrir completamente los gastos “médicos” que se “derivan” del exterminio de los no natos asesinados “legalmente”, pero se niega a ofrecer la posibilidad de pagar los costes de manutención de esos no natos, en la esperanza de evitar el infanticidio.

 

El Poder fáctico del Estado progresista, intenta instaurar artificiosamente una “Nueva Sociedad” en nuestra sociedad, basada en el hedonismo y en el laicismo, fuentes que desembocan invariablemente en lo que se viene denunciando como “Cultura de la Muerte”, que tiene uno de sus máximos exponentes en la defensa de la eutanasia.

 

Y en consecuencia, quienes defienden la necesidad de concentrar el poder en el estado, en la medida en la que entregan ese poder al Estado, se lo están arrebatando a la sociedad, dejando a esta y a los individuos que la forman, cada vez más limitada, más postrada y más incapaz de reaccionar ante las siguientes acometidas de dicho Estado.

 

El Estado moderno es consciente que la Iglesia siempre actuará como un contra poder, denunciando sistemáticamente los abusos que cometa en contra de la sociedad. La Iglesia propiciará en la medida de sus posibilidades el desarrollo integral de las personas y defenderá la libertad de acción de las mismas, como un Don inherente e irrenunciable de todo hombre o mujer. Por ello tratará de impedir que se escuche la voz de la Iglesia o, en su defecto, intentará desacreditarla.

 

En consecuencia, las fuerzas vivas de la sociedad civil deben de organizarse y actuar, siendo misión de los laicos defender nuestros derechos y evitar que sean pisoteados una y otra vez.

 Encontraremos en la Doctrina Social de la Iglesia Católica y en el Derecho Natural que se deriva de la Ley Natural, las armas doctrinales que necesitamos para defender nuestra sociedad, una sociedad que hemos heredado de nuestros antepasados y que hemos de defender y ennoblecer para poder algún día legarla con orgullo a nuestros hijos.