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Nahumita

Contando historias

Un puente a Terabithia, ¡estupenda!

Cuando voy al cine con mis hijas (de 7 y 10 años), procuro elegir películas que además de proporcionarles una tarde estupenda (siempre objetivo prioritario), les creen interrogantes sobre los que luego podamos dialogar (segundo objetivo)

En cuanto al “primer objetivo”, Un puente a Terabithia (que reseñaba ForumLibertas) nos ha hecho disfrutar  de lo lindo (aun con lágrimas y todo), tanto es así, que no han dejado pasar ni tres días para hacerse con la novela y empezar a paladearla.

En cuanto al “segundo objetivo” y como cabía esperar de un film que llegó a tocarles el corazón lo suficiente como para hacerlas llorar, pudimos "sacarle punta" a un montón de "cositas", de las que os deslizamos un par:

¿Qué sentido tiene que muera la protagonista?

Leslie muere, pero deja un mar de bondad y simpatía que fructifica aun más en su ausencia: la hermana pequeña de Jess, es por fin aceptada por este en Terabithia… la ogro descubre lo hermoso que es ayudar a otros… el padre y el hijo se reencuentran en el dolor de la pérdida...

¿No sería mas justo que muriese otro de los protagonistas?

La niña muere... pero justo después de "conocer" a Cristo y, en solo un día, aprender a admirarlo más que muchos de los que "vamos a misa" cada domingo, pero que, quizás por tenerlo tan cerca, tantas veces ignoramos  lo maravilloso y dulce de su existencia. Entonces…  ¿no es precisamente ella, inocentemente enamorada de Cristo, la más preparada para marcharse de entre todos los personajes de la película?

Y el niño acepta la pérdida. Su maravillosa amiga se ha marchado con Dios, pero no sin antes haber mostrado algo a su amigo: Jess aprende a ser un "regalo" para su antes "pesada" y ahora encantadora, hermana pequeña.

Es, en fin, una película para disfrutar y ayudar a formar. Poca fantasía, nada de combates y poca aventura (salvo la siempre existente y no menos épica que acompaña a toda  adolescencia). Eso sí, seguro que en general, será más apreciada por las niñas que por los niños (salvo que se dé la nada descabellada posibilidad de que algunos de esos niños se enamoren de la protagonista, claro).

 

Culloden, la muerte de la Escocia libre y tradicional

Inverness, diciembre 2006/enero 2007. No es la "memoria histórica" privilegio de la España que va desapareciendo bajo Rodríguez Zapatero, o de los países hispanoamericanos bajo sus marxistizantes respectivos. Un mensaje en la lista de correo jacobita http://groups.yahoo.com/group/Jacobite/ ponía sobre aviso hace un mes: en el número de diciembre 2006 de BBC History Magazine, bajo el titular "Romanticismo fuera de Culloden", se leía "una de las más importantes atracciones históricas de Culloden ... será transformada en un museo espectacular pero imparcial, dedicado a dar el mismo espacio a las versiones antijacobita y jacobita". El centro de interpretación en Culloden está actualmente orientado hacia Bonnie Prince Charlie, el gentil Príncipe Carlos Eduardo Estuardo, luego Carlos III, rey de iure de Escocia e Inglaterra entre 1766 y 1788. En Culloden las fuerzas leales al rey legítimo (Jacobo VIII de Escocia y III de Inglaterra) fueron derrotadas por las hanoverianas (las tropas del usurpador alemán del trono), en 1745.

El artículo en BBC History Magazine continúa diciendo que el nuevo centro de interpretación contará la historia "más objetivamente", y aduce que el National Trust para Escocia ha recibido quejas sobre la tendenciosidad jacobita del actual. Cita a Alexander Bennett, coordinador del "Proyecto Culloden" para el citado National Trust, quien afirma que "sin duda la exposición cuenta la historia de Bonnie Prince Charlie de forma muy romántica", y que "el nuevo centro de interpretación será completamente distinto, se limitará a ofrecer los hechos ... y dejará que los visitantes se formen su propia impresión sobre quién tiene razón y quién no". Luego se da un esquema de cuál será la nueva interpretación, en el que se apunta que una pregunta será si el gobierno hanoveriano tenía la razón y era una fuerza de progreso, y los jacobitas se equivocaban y eran una fuerza reaccionaria. (Seguro que a los carlistas españoles les suena esa línea argumental).

A propósito de este asunto, otro miembro de la lista jacobita escribía: "No importa cuáles sean las ideas políticas de cada uno, pero los jacobitas nunca fueron responsables de las crueldades de los soldados hanoverianos contra la población indefensa después de Culloden; y esto debe mostrarse, diga quien diga lo contrario ... y debe hacerse hincapié en que la versión que se expresaba en el breve documental mostrado en el actual centro de interpretación era más bien desfavorable hacia el Príncipe [Carlos Eduardo Estuardo] y su empresa; así que se me escapa cómo alguien puede decir que el centro es tendenciosamente pro jacobita".

Otro, en fin, recomendaba, "al visitar Culloden, dejar uno o dos minutos para pasear por las calles de Inverness. El autobús desde Culloden sigue una ruta distinta a la de los soldados hanoverianos ... Al entrar a Inverness por la vieja Nairn Road, puede verse el terreno donde las mujeres y los niños fueron víctimas de una matanza, sólo por el placer de las tropas. Una vez en Inverness hay que ir a la Iglesia Vieja, y ver las vigas de madera donde los de las Tierras Altas eran ahorcados ... en el McDonald's en la parte baja de Castle Street, que está donde la sangre formó una charca después de bajar por High Street y Castle Wynd."
"Hay que echar un vistazo en Chisholm's en Castle Street, o Russel en Huntly Street. Hacen kilts, prenda que podía hacer que te ahorcasen por vestirla. Si el encargado de McDonald's está fuera tocando la gaita, hay que recordar que este acto de desafío fue un día un crimen castigado con la muerte."
"Ahora vayamos al mismo Culloden. Quedémonos un minuto quietos en el sendero, y miremos a esas piedras donde los nombres de los clanes están grabados a punta de cuchillo. Pensemos que se arriesgaba la vida por grabar esos nombres. No se puede mirar esos nombres sin sentirse embargado por una gran humildad".

El jacobitismo y el carlismo han estado tradicionalmente unidos por la mutua simpatía y la fidelidad a los reyes legítimos respectivos. Los jacobitas procuraron auxiliar a los carlistas en las guerras del XIX. (Una muestra, en inglés: "New Kings on Old Thrones", 1898). No fueron tampoco ajenos a la causa nacional en la Cruzada de 1936-1939.

Contra la usurpación y contra la falaz "memoria histórica": ¡¡verdad y legitimidad monárquica católica!!

El Cristo de La Vendee

A finales del siglo XVII corrían años difíciles para Europa. En la Francia revolucionaria y más concretamente en la castigada y martirizada región de la Vendée, existía un pequeño pueblo donde los republicanos se prodigaron en su brutalidad. Consecuencia de los desmanes que allí se cometieron fue, como pasa en todas las guerras, el sufrimiento de los inocentes, la destrucción de sus hogares, calles y monumentos. Evidentemente, quienes más sufrieron tanto dolor, fueron los niños.

 Entre los monumentos de aquella villa, se encontraba una hermosa capilla del siglo XII, en su interior guardaba un Crucifijo a tamaño natural, realizado en madera y terminado en el siglo XV. En agosto de 1793, una columna de revolucionarios cayó sobre ella llegando a prender fuego en la misma y posteriormente al pueblo entero.

Cuando la columna marchó, todo el pueblo, incluyendo mujeres y niños, intentó salvar aquel legado de sus antepasados, pero sus esfuerzos fueron inútiles e igual que sus hogares, el edificio fue destruido pasto de las llamas. Entre lo poco que salvaron se encontraba el crucifijo, y aun este, al ser de madera, con las manos y los pies devorados por el fuego.  

Los niños y los adultos aprendieron a colaborar y a ayudarse en aquel clima adverso que les había tocado vivir, como jamás antes lo habían hecho. El sufrimiento fue forjando en ellos un intenso espíritu solidario. Pasado como jinete del Apocalipsis el vendaval de la guerra y de la revolución, los supervivientes empezaron a reconstruir sus hogares.

Primero levantaron las casas, después limpiaron los campos y empezaron a trabajarlos. Reconstruyeron su ayuntamiento, repararon sus calles y terminadas las mismas, decidieron reconstruir la iglesia de su villa. Avanzada la reconstrucción de la parroquia, se percataron del mal estado que presentaba el Crucifijo y se les ocurrieron dos opciones para solucionar el problema, o bien realizaban uno nuevo, o bien, reparaban las manos y los pies del mismo.

Cuanto más enconada era la discusión, aparecieron los chavales del pueblo y rogaron a sus padres que dejaran aquel Crucifijo como estaba, que así serviría para recordar lo que había pasado. Decían que cada vez que lo veían, recordaban a aquellos seres queridos que ya no se encontraban entre ellos. Ni que decir tiene que los adultos aceptaron la sugerencia de sus muchachos y volvieron a poner el Crucifijo en su sitio… sin sus manos ni sus pies.   

Pasado algún tiempo y ya terminada la reconstrucción del templo, aquellos muchachos dejaron una nota allí donde tiempo atrás estuvieron los pies del Crucifijo. En esa nota que aun hoy nadie se ha atrevido a retirar, habían escrito una corta y sencilla frase que a todos abrió el corazón:

  NOSOTROS SEREMOS TUS MANOS Y TUS PIES